Héctor Larrea: «El gran secreto de la radio es saber contar»

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Por Alicia Petti 

Es el patriarca y maestro de locutores y animadores de la radiofonía argentina, el creador de un estilo único: voz clara, siempre arriba y con el humor siempre a flor de labios. Desde su Bragado natal y de adolescente, abrazó el micrófono y no se despegó nunca más. Lleva más de 55 años de carrera y conserva el entusiasmo y la fortaleza que siempre lo caracterizaron. Desde Rapidísimo (pasó por diferentes emisoras y desde hace diez años conduce Una vuelta nacional, de lunes a viernes, de 14 a 17, en Radio Nacional AM 870).

-Siempre te mencionan los jóvenes en la radio. Muchos hoy famosos se iniciaron en tus ciclos. ¿Cuál es la fórmula para seguir en el candelero?

-Mucha suerte. La protección de Dios. Tuve la fortuna de dar con gente con la que compartí muchos años y es muy consecuente conmigo. Tengo compañeros extraordinarios. También la inquietud, que es congénita, y la suerte de tener buena salud y buena garganta. Hay que ir a Luján con una vela y de espaldas. La gente me respeta. No sé qué sería de mi vida sin la radio. Por eso me quedo tantos años en los lugares. Y yo le tenía ganas a la radio pública.

-¿Por qué razón?

-Nosotros tenemos este tipo de música como constante. Hay una cultura nacional, en mi caso nacional y popular, que se extiende a todo un territorio que está aislado de la cultura de la Capital. Hay mucha buena música que se produce en las provincias y acá no se conoce. Hay novedades extraordinarias en chamamé, en música del Norte. Eso no lo podría hacer en una radio privada. No es porque tengan mala voluntad o no quieran a la gente del interior, pero la esencia del negocio te obliga a ir a otras cosas. Ahora está todo focalizado en lo político. T.S. Eliot decía que el ser humano no soportaba demasiada realidad: no era muy optimista, pero para mí tenía razón. A mí me pasaba lo mismo. Yo necesito Don Verídico, Mario Sánchez, Víctor Harriague, necesito ficción y del encanto de la música, que es un mensaje galáctico. El artista es un canal de mensajes que vienen de andá a saber dónde.

-Dame una receta con dos ingredientes para hacer un buen programa.

-Es una pregunta atroz. Todos los años, los de Radio Rivadavia me preguntaban qué iba a hacer la temporada siguiente. Yo agarraba una cartulina y empezaba a escribir. Después no hacía nada de lo que escribía, pero los tipos se quedaban contentos. Iban a la reunión de directorio y decían: «Mirá lo que me trajo Larrea?». Y el programa iba a ser igual, no podés cambiar mucho las cosas. ¿Vos querés que te diga la verdad o lo que le decía a Morano? La verdad es que el programa se va haciendo. La ventaja que tenés con los años es que podés volcar experiencias. Si esa experiencia es emotiva, cuaja. La radio es el teatro de la mente. Te ayuda, como ningún otro medio, a desarrollar tu creatividad como oyente. Estás disparando permanentemente. Fijate cómo será el teatro de la mente que en esta radio todos los programas se hacen en el mismo estudio y en la misma mesa y yo, como oyente, me los imagino en distintos lugares. El gran secreto para trabajar en la radio es saber contar, ¿sabés por qué? Para que el tipo se imagine lo demás. El que sabe contar tiene éxito en el café, en los casamientos y reuniones familiares. El que sabe contar es la figura. Saber contar la cosa es fundamental. Hoy el tema en el programa era bien desagradable: cáncer de colon. Yo tengo derecho a hablar porque tengo dos operaciones de cáncer de colon.

-¿Pensás que la AM va a desaparecer?

-No. Mientras haya un tipo diciendo cosas con algún sentido, la AM va a existir. A lo mejor, un día serán todas FM por razones técnicas, o todo Internet, pero el espíritu es el mismo. Hay AM para rato.

-¿Cómo ves la radio hoy?

-Creo que evoluciona bien, es dinámica y vigente. Hoy está demasiado al servicio de intereses, unos para defender, otros para atacar. Y vos sos el jamón del sándwich. Yo me permito seleccionar, no acepto vendedores. Ya soy grande, sé lo que tengo que absorber ¿Qué me van a vender? ¿Que la huelga es buena o mala? Si hay intereses encontrados de ambas partes. Vos escuchás las radios que están en contra y sólo hay crispamiento. Lo mismo pasa con las que están a favor. Hay que bajar los decibeles.

-¿Sentís que hoy alguien tiene alguna de tus características?

-Tienen cosas mejores, más evolucionadas, modernas y rápidas. Son diferentes. Yo por Fernando Bravo tengo una debilidad especial. A Pergolini lo he tratado un poco menos, pero es un gran creativo, igual que Tinelli. También Quique Pessoa, Lalo Mir. Yo los escucho y les robo. Siempre hay algo. Escucho cosas y digo: «Eso tiene que ver con mi personalidad». Lo agarro, entonces, y lo adapto. Toda esta gente que te nombro tiene mucho bagaje de conocimiento. ¡Y los pibes que vendrán! Porque hay mucho descartable, pero cada tanto sale uno, y con ése salvás a toda una generación. Pero faltan chicas. La culpa la tiene la sociedad, porque ya la mujer entra en la radio para ocupar un rol secundario.

-¿Cuáles son las tres cosas esenciales para un buen programa?

-El humor, la música y alrededor de todo eso, la vida.

-¿Qué es la radio para Larrea?

-Un refugio emocional. La vida era muy cruel para mí. Mi padre murió cuando tenía 8 años. Hubo que luchar para vivir, luchar para comer. Con mi mamá juntábamos papel picado usado del corso y el papel finito para envolver manzanas, rellenábamos bolsas y otros lo vendían. Con eso comíamos. ¿Cómo no le voy a dar las gracias a la radio, si me permitió dejar de llenar bolsas de papel picado usado?

 

 

Fuente: Diario La Nación