Primera persona. Todo el periodismo (aunque no se diga) está narrado en primera persona. Y cuando es manifiesta, se gana en honestidad, sensibilidad, humildad y vuelo creativo.

Sonoridad. Cada vez que se lee en voz alta, se abandona el lenguaje escrito por el oral. Es en este universo que los sonidos nos empiezan a narrar (sea una voz, un silencio, una música o, incluso, la respiración…)

De experiencias. Lo narrativo se construye en un hilo de tiempo. En la vivencia propia del sujeto se condensan lo singular y lo plural. Son historias particulares que podrían ser la de muchos.

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